viernes, 30 de abril de 2010

día del niño

He llegado por fin a lo que quería ser de mayor: un niño.

Joseph Heller



La infancia para mí es la mejor etapa de la vida, es el punto exacto donde la felicidad es abundante, no existe lo malo o lo bueno, la observación fluye sin detenerse así como la imaginación y las infinitas incógnitas que surgen todo el tiempo. Es una etapa en la que la ternura es la mejor arma para conseguir lo que se desea, sin llegar al llanto, ya sea algún antojo quizá hasta dañino para la salud, el desvelo nocturno que generalmente no dura mucho, algún juguete o hasta evitar ser regañado.


Estos pequeños seres adictos a la alegría, al amor, los dulces y la diversión en ocasiones son subestimados por gran parte de los “grandes”, como ellos nos llaman, imaginando que no saben de lo que se habla y por ende son ignorados en “conversaciones de adultos”. Los niños saben mucho más de lo que aparentan pues bien tienen poderes especiales que generalmente se pierden con los años, ellos saben quien los ama de verdad y regalan amor sin condición alguna, como el amor debe regalarse, pueden contar los mejores cuentos jamás antes escuchados, pese a que pudiera ser una copia de otro cuento o bien una anécdota de alguna vivencia, tienen la Fe más grande que cualquiera de los grandes, pueden creer en todo: Dios, Los Reyes Magos, las hadas, los duendes, Nunca Jamás, los padrinos mágicos, en fin, todo. Por su capacidad de observación dan respuestas muy inteligentes al universo entero aunque ignoradas por ser ilógicas o contradictorias a lo establecido pues la lluvia no es una nube llorando sino una precipitación de gotas líquidas propiciada por una condensación en las nubes, las estrellas no son las casas de los ángeles con un foquito prendido por si hay visitas, sino cuerpos celestes a millones años luz de distancia, no hay un conejo en la luna, sino sombras, los juguetes no tienen vida, las caricaturas son sólo dibujos, los animales no hablan otro idioma, en fin, en el adulto existen un montón de limitaciones para comprender cada buena respuesta que un niño encuentra. Los niños no guardan hipocresías, si algo no les gusta lo dicen, lo ignoran o bien, se van.


Es muy valiente ser niño y enfrentar un mundo loco, lleno de normas tontas y gente gruñona que se enoja sin razón pero es muy divertido serlo.


A veces es triste crecer y darse cuenta que la niñez ya pasó, el mundo que antes fue tan fabuloso se desmorona, las risas, la imaginación y el placer de un dulce en la boca escasean, surge la maldad, se acaba la ternura, no hay Batman o Superman o el Hombre Araña, ni juguetes bajo el árbol de navidad, ni dinero bajo la almohada, los monstruos que vivían bajo la cama o en el closet han salido y están tras de escritorios, mesas o micrófonos, frente a pizarrones, en la tele, escuelas u oficinas. Uno no deja de ser niño porque la mayoría lo haga o porque no parezca niño. Se dice que la infancia es aquella etapa de la vida que dura desde el nacimiento hasta los doce años, aproximadamente, pues bien considero que ese “aproximadamente” puede variar entre unos cuantos meses o cien años dependiendo de que tan valiente se quiera ser. Así que a jugar, imaginar y reír que todavía somos niños. ¡Feliz Día del Niño! A todos los niños chiquitos y grandulones y también ¡Feliz, feliz no-cumpleaños!




martes, 27 de abril de 2010

sueño

¿y si despierto y ya te has ido?
¿y si eres parte de éste breve sueño consciente?
¿y si desapareces al abrir los ojos?

Éste silencio insoportable que habita tanto esta cama no permite que escuche como respiras levemente mientras duermes y me abrazas sin ti.

Quisiera que estuvieras despierta despertandome, para no extrañarte tanto si despierto no te veo, para separarme de éste sueño y continuar las caricias y besos el día entero, para perderme en el estruendo de tu risa y los gritos de te amo despedazando el callar de mi cuarto.

Abro los ojos y todo se nubla y el silencio reina y no está tu respirar dormida, ni tu risa, ni los gritos de te amo, ni estás tú ahí despierta despertandome.

sábado, 24 de abril de 2010

Instrucciones para llorar (Julio Cortázar)



Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.

lunes, 12 de abril de 2010

mi locura y tú

Así como esas implacables olas azotan tu puerto para destruirlo y renovarlo constantemente trayendo y llevando entre sus manos mil manojos de arena, así como llega el sol para matar lentamente la noche, así como muere el día en brazos de la luna, así pues éramos uno con el otro, finalizando mil cosas sin haber empezado una sola, siempre ofensivos y defensivos, siempre felices del reconcilio que jamás debió existir y yo siempre platicando con ausencias nuestras y tuyas, caminando pasos sin rumbo, huellas desconocidas, harto de no tener las tuyas a mi lado, ya me vuelve loco este devenir de tanto buscarnos y encontrarte sólo un poco, caminar sobre fuego, vidrio, vacío me resulta peligroso desde que no sujeto más tu mano ¿Será una locura haberte amado o será que amarte me volvió loco?