jueves, 10 de diciembre de 2009
DESEO
con el tesón del acero
te buscaré por la lluvia
para mojarme en tu beso...
Pedro Guerra
martes, 24 de noviembre de 2009
esperando
De un momento a otro ya no sé cómo actuar si es que me llama y todo por ese tonto sueño que no puedo borrarme de la cabeza, pude haber aguantado más y más días sin pensar en ella pero ahora no sé qué hacer, quizá no debiera siquiera de contestar la llamada, que conteste la contestadora y dependiendo lo que diga contesto, eso no falla nunca… ¿dónde consigo una contestadora?
De pronto el teléfono suena y enredado en todo este monologar contesto sin más, es ella que dice:
-hola
-hola- digo y tras una breve pausa continúo -soñé contigo
-¿qué soñaste?
-nada, no lo recuerdo ya
lunes, 23 de noviembre de 2009
parque
El silencio impera alrededor de Cecilia, su mirada apunta hacia un árbol algo maltratado por el tiempo pero en realidad no está mirando nada. Ceci, como le gusta que le digan, se encuentra sentada en la banca de un parque esperando que la casualidad llegue hasta donde está, esperando que suceda cualquier cosa que aleje de ella todo pensamiento negativo, el viento choca contra sus cabellos una y otra vez levitándolos y regresándolos a su sitio, el frío la hace tiritar, siente su nariz, orejas y labios helados, sin embargo no desea moverse, es relajante no pensar en otra cosa que no sea el esperar no congelarse, mirarla es lo que a mí me relaja, yo soy la casualidad que quizás ella no espera tanto, me quito el suéter que llevo puesto para recargarlo en sus hombros y mi bufanda para enredarla a su cuello, me quito un beso para adherirlo a su mejilla izquierda, no se me ocurren palabras y callado, en la banca de aquel parque, me siento a su lado, miro su rostro como ella hace con el árbol, voltea a verme y una breve sonrisa se le escapa de la boca, la boca que ahora paseo con mis dedos su contorno, quisiera secuestrarle esa sonrisa y colocársela cada que tiene esa mirada distante, cada que no sé que responderle y requiero expresarle mi empatía, mi padecer por esa leve tristeza que en ciertos días tira de sus cabellos. Sin más se acerca a mí, recarga su nariz en la mía y me dice que ya no quiere estar ahí, ha encontrado otra distracción que no es el no congelarse, su casualidad no tan esperada, me levanto y la miro hasta que decide hacer lo mismo, comenzamos nuestro pausado andar, lleno de hojas secas bajo nuestros talones, con mi mano atorada en la suya y con una sonrisa compartida que desbarata toda tristeza, daño, enojo, dolor y frío…
jueves, 5 de noviembre de 2009
tarde sin lluvia
tus pausados pasos han regresado, la alegría se atoró en el brazo de eso que llevas puesto y la has traído hasta aquí sin darte cuenta, me elaboras conversaciones de tu cotidiano y del mío, las risas surgen leves o estruendosas sin temor de quien las escucha, se abalanzan sobre las ventanas que habitan este espacio, la tranquilidad se deposita suavemente entre los dos, te miro la ternura de tus ojos y tu voz que habla de eso que te hace daño todavía, introduces temas que divierten mi escucharte y me escuchas, eso que yo te digo o que te respondo, ya nos vamos pero te arrojas sobre mí y se me resbala un beso en tus labios mientras te acomodo y otro beso cuando te incorporas, no sé qué hice, de pronto parece que mi torpeza abre el cielo de tus labios y tu boca contagiada tropieza con la mía y se sumerge en el combate de despacios besos y estocadas de mi lengua contra tus dientes, provocando el néctar de sabores que guardabas sólo para mí, consecuencia de este preludio de lo que será cuando algo sea, después de ese breve abrazo tan prolongado vuelvo a tus dientes, a tus labios, al combate, a las estocadas y el néctar de sabores pero tus salados besos se van disminuyendo y surge entonces el silencio, quizás es el primer silencio incómodo que te he escuchado, caminamos con cemento en los zapatos, conversaciones ligeras ayudan a dar el paso siguiente, no sé qué hacer Ceci, tal vez sujetar tu mano no ayude mucho, soy el ser más feliz del planeta y no sé cómo hacer para extraer la felicidad de toda esta culpa que me duele la cabeza, quisiera regalarte esta alegría, compartirla contigo, debería escaparme de ti y no portarme bien sólo con otros seres, con seres sin invisibles alas, me derrumba no saber qué hacer para resarcir el daño que camina lagrimas sobre tus manzanas mejillas y tus mandarinas labios, digo hasta luego queriendo decirte no te vayas pero te vas después de este prolongado abrazo recortado a la mitad, me cuento a mí mismo lo que ha pasado y no me creo nada.
martes, 27 de octubre de 2009
me enamoro de tu imagen
sábado, 10 de octubre de 2009
te extraño...
miércoles, 7 de octubre de 2009
a veces la felicidad...
A veces la felicidad entra a través de la ventana de tu cuarto y se recuesta a tu lado mientras duermes y te besa tiernamente el cuello, se introduce a tu cabeza y se encierra con llave para no salir en mucho tiempo, en ocasiones la felicidad tiene nombre y rostro de mujer, tiene labios adictos a besarte la sonrisa, miradas, colores y voces, tiene ojos que reflejan belleza pese a que el mundo se caiga en pedazos, nariz que exhala aromas dulces y sonidos alegres, tiene oídos que escuchan y no fingen hacerlo, cabellos que le hacen cosquillas al viento, ternura que te hace valiente, en ocasiones la felicidad te anima a visualizar mejor todo aquello importante con disfraz de tontería, a veces esta felicidad tiene dientes que muerden el alma, el corazón y la razón, dientes que duelen con delicia exagerada, esa felicidad que da confianza, que te permite precipitarte hacia el vacío con ojos cerrados y frenar a tiempo, la felicidad que te orrilla a la incertidumbre de seguir a la deriva y arriesgar todo o nada. Mi felicidad: mi Ceci.
martes, 6 de octubre de 2009
viernes, 2 de octubre de 2009
MEMORIAL DE TLATELOLCO Rosario Castellanos
Rosario Castellanos
La oscuridad engendra la violencia
y la violencia pide oscuridad
para cuajar el crimen.
Por eso el dos de octubre aguardó hasta la noche
para que nadie viera la mano que empuñaba
el arma, sino sólo su efecto de relámpago.
¿Y a esa luz, breve y lívida, quién? ¿Quién es el que mata?
¿Quiénes los que agonizan, los que mueren?
¿Los que huyen sin zapatos?
¿Los que van a caer al pozo de una cárcel?
¿Los que se pudren en el hospital?
¿Los que se quedan mudos, para siempre, de espanto?
¿Quién? ¿Quiénes? Nadie. Al día siguente, nadie.
La plaza amaneció barrida; los periódicos
dieron como noticia principal
el estado del tiempo.
Y en la televisión, en la radio, en el cine
no hubo ningún cambio de programa,
ningún anuncio intercalado ni un
minuto de silencio en el banquete.
(Pues prosiguió el banquete.)
No busques lo que no hay: huellas, cadáveres
que todo se le ha dado como ofrenda a una diosa,
a la Devoradora de Excrementos.
No hurgues en los archivos pues nada consta en actas.
Más que aquí que toco una llaga: es mi memoria.
Duele, luego es verdad. Sangre con sangre
y si la llamo mía traiciono a todos.
Ésta es nuestra manera de ayudar a que amanezca
sobre tantas conciencias mancilladas,
sobre un texto iracundo, sobre una reja abierta,
sobre el rostro amparado tras la máscara.
Recuerdo, recordemos
Hasta que la justicia se siente entre nosotros.
ÉSTOS SON LOS AGITADORES: IGNORANCIA, HAMBRE Y MISERIA
Manta en la Manifestación del Silencio, viernes 13 de septiembre de 1968
miércoles, 30 de septiembre de 2009
La ladrona de libro
A través de estas páginas es fácil enamorarse de Liesel Meminger así como ella se enamora de las letras y palabras de diversos libros. Con el correr de los años Liesel se vuelve una adicta a la lectura lo que la hace vivir peculiares aventuras: como robar. Ésta pequeña ladrona hace amigos que uno como lector termina adorando.
Como cereza del pastel es la muerte quien relata esta historia, una muerte algo traviesa, cínica, sensible y cargada de ternura.
La ladrona de libros es sin duda uno de los mejores libros que he leído en mi vida, una delicia en cada letra, una historia que conmueve y nos regala risas, lágrimas, nostalgias, corajes, tranquilidad...
jueves, 24 de septiembre de 2009
hace poco
hace poco dejé de quererte, arrojé todo recuerdo tuyo a la basura, el extrañarte dejó de ser mi rutina, mi citidiano amanecer, ya no sueño contigo cada noche, ni hablo de ti cada que la oportunidad me llega, las siluetas vacías de ti que rodean todos los espacios ya no me producen nostalgias, dejé de escribirte tonterías en libretas, servilletas, papeles, paredes o lo que fuera tuviera a la mano… y me convertí en el mentiroso más mentiroso de los mentirosos.
miércoles, 23 de septiembre de 2009
"La vida según Quino..."
…Pienso que la forma en que la vida fluye está mal. Debería ser al revés: Uno debería morir primero para salir de eso de una vez.
Luego, vivir en un asilo de ancianos hasta que te saquen cuando ya no eres tan viejo para estar ahí.
Entonces empiezas a trabajar, trabajar por cuarenta años hasta que eres lo suficientemente joven para disfrutar de tu jubilación.
Luego fiestas, parrandas, alcohol. Diversión, amantes, novios, novias, todo, hasta que estés listo para entrar a la secundaria…
Después pasas a la primaria y eres un niño (a) que se la pasa jugando sin responsabiliddes de ningún tipo…
Luego pasas a ser un bebé, y vas de nuevo al vientre materno, y ahí pasas los mejores y últimos 9 meses de tu vida flotando en un líquido tibio, hasta que tu vida se apaga en un tremendo orgasmo…
¡¡¡ESO SÍ ES VIDA!!!
martes, 22 de septiembre de 2009
sueños
Sería bueno programar mis sueños de vez en cuando, quizás sólo en días en verdad necesarios, esos días en que no dejo de pensar en eso que me preocupa y ocupa tanto, eso que me secuestra el descanso mientras cierro los ojos en la oscuridad esperando dormir y olvidar un poco todo, olvidar aquello que me duele la cabeza y estresa los hombros, hoy me gustaría ausentar hasta poco después del amanecer todos mis problemas y soñar con la niña bonita que me desvela sin quererlo mientras le escribo tonterías de las que no se enterará, me gustaría hoy caminar sus labios entre sueños y sujetarme de su mano como niño que confía en ella para cruzar la calle, quisiera volar a su lado y perseguirla entre nubes, descender hasta las olas de un oceano cualquiera y sumergirme con ella hasta el fondo, hasta encontrar Atlantis, sonreírle y que me sonría, cuestionarla de cómo se encuentra y escuchar respuestas derivadas de su felicidad, quisiera despertar con el residuo de leve dolor que producen mis incisivos al presionar uno de mis labios e imaginar que fue ella la culpable y no mi torpeza al soñar con ella. En realidad no hacen falta tantas vuelatas, me basta con soñarla, el resto viene solo.